Capítulo 8: el primer hípster de Albacete

En la calle mayor a finales del XIX vivía gran parte
de la clase media albaceteña.

Organización territorial de España hasta 1832

Que esté yo contando a estas alturas los inicios del fútbol en Albacete se debe, entre la interminable cadena de causas que es la vida, a la reforma que hizo Javier de Burgos de la piel de toro el 1833. Este mapa es una buena muestra del pifostio que eran las Españas a principios del siglo XIX. No es sorpresa que en tal madeja hubiera una guerra o golpe de estado cada vez que llovía en la Alpujarra. En fin, el caso es que don Javier, que este señor tan majo que os pongo en la foto, decidió que había que acabar con semejante sindiós y optó por reoganizar el estado siguiendo las prefecturas del modelo francés, con un tamaño algo más uniforme, con el fin de facilitar la compleja tarea de administrar un país tan grande como el español.

Don Javier de Burgos (1778-1848)

No sólo era España en aquel entonces un heterogéneo mejunje a nivel territorial, sino también social, ya que el clientelismo, la devolución de favores y la desigualdad social removían el cocido nacional a fuego lento. Ahí le tocó entrar, en aguas revueltas, a Fulgencio Galdón, un valenciano bachiller de clase media que dejó embarazada en 1871 a Philomena. Philomena Hoffenheimmer era la hija de un comerciante austríaco que vendía al por mayor relojería y algo de joyas. Por lo visto la familia regentaba un pujante negocio de venta en toda Europa, donde el patriarca surtía de producto final de relojería a los hijos, apostados en diferentes ciudades del viejo continente. El padre de Philomena, de cuyo nombre no me queda registro alguno, era el que vendía pelucos en Levante, y no les iba nada mal a los Hoffenheimmer hasta que Philomena cayó en el regazo desnudo de Fulgencio.

Foto de mi tatatarabuela Philomena Hoffenheimmer, sobre 1870

Preñóse la tersa austriaca con la simiente del bachiller, que por suerte llevaba enchufadico un par de años como contable en la administración de Valencia. Sin embargo, la reforma de Javier de Burgos trajo consigo la creación de una extraña provincia llamada Albacete, a día y medio en carreta, donde ningún funcionario con la capacidad de administrar tamaño territorio quería ir, puesto que cualquer administrativete medio normal gozaba de una cómoda plaza en una ciudad mediana. La preñez de Philomena supuso una gran presión por parte tanto de la valenciana familia Galdón como la tirolesa Hoffenheimmer, que vieron en la vacante albaceteña una ocasión de oro para dotar a esta pareja de la cómoda vida que muchos no verián en cuatro o cinco generaciones.

Y allá se fueron. Imagínense ustedes esa carreta por los caminos de dios, parando a descansar en Játiva a tomar un vino, dejando atrás los campos requenenses, entrando por los sangrientos bancales de Almansa, hasta llegar a Albacete, por encontes un pueblo de unos 16000 habitantes gobernando una inabarcable provincia.

La dote Galdón-Hoffenheimmer dio para una casa de tres plantas en la parte alta de la calle Mayor, por donde ahora queda el Despacho de la Mahou.

Calle Mayor de Albacete, 1890; foto: Archivo Histórico de
Castilla-La Mancha

Fulgencio se acomodó en el puesto en la gobernación provincial de Albacete, y Philomena se convirtió en la Emma Bovary de La Mancha que ningún autor relató a tiempo, dejando a Albacete fuera del Realismo. Allí dio a luz a Otto Galdón Hoffenheimmer, cuya gandulería permitió que se conservaran estos diarios y conozcamos de milagro la peculiar historia de la llegada del balompié a semejante rincón del mundo.

Fulgencio Galdón, Philomena Hoffenheimmer
y el pequeño Otto, 1873; archivo familiar.

Con estos ingredientes el resultado fue que la pubertad de Otto no contó con recogida de uvas o ajos, levantamiento de tapias, o cavado de zanjas. A la tierna edad de diecidoce, hecho todo un adolescente, Otto era una artística y profunda criatura que experimentaba con la pintura, la música y, sobre todo, con la escritura, tanto en prosa como en verso. Son numerosísimos los cuardernos que acumuló y que tanto trabajo me está costando ordenar. Sin embargo, el muy gañán, de puro gandul, ni siquiera terminó el bachillerato, dejando todo un legado de morralla con infames puntuación y ortografía de la cual apenas se salvan los curiosos detalles familiares que reservo para relato personal, y las andanzas del Locomotoras Albacete Balompié, que comparto por interés general.

Otto "ayudando" a papi Fulgencio en la oficina, 1890; archivo familiar.

La paciencia de Fulgencio y Philomena llegó a su límite y Otto fue enviado a buscarse la vida, la cual tuvo el capricho de ponerle en un gracioso e interesante rincón de la historia de Albacete. El joven Galdón Hoffenheimmer recogió sus cuatro mierdas equipajes y buscó alojamiento, encontrándolo en la Pensión Alvarado, calle San Agustín, número 32, donde se cobraba por alojamiento con desayuno y cena 3 reales de la época. Si recordáis el capítulo 3 del presente trabajo, esta tarifa supone un mínimo del 75% del jornal de una tarea no especializada en el Albacete de finales del XIX. Como Otto tenía su paguica particular, el superávit de ingresos se empleó principalmente en vinos y opios, estos últimos proporcionados por aquella afable pareja de "mariquitas" (sic.) llamados Romera y Melquíades.

La vida trancurrió plácida durante unos meses hasta que la Guardia Civil decidió entorpecer el comercio de este estupefaciente, trasladando la compraventa a otro concurrido lugar del municipio: la era 'la "Primera", donde jugaba al balompié el Locomotoras Albacete. Para ello, Otto se adhirió a la célebre Curva Rommel, no por el interés en animar a los atletas, sino para acceder de manera preferente a la adquisición de los opiáceos. Finalmente, las autoridades arrestaron a Romera y Melquíades por venta de tóxicos y comportamiento inmoral.

Lo que no había contado hasta ahora es que... Es mejor que nos lo cuente Otto, ¿no?
El presidente (Francisco¹) la curba sacho cargo los materiales (el opio) y nos losa ido repartiendo aunque sello quesa quedao las perras que dice que son pa la curba pero sa pensao que somos faltos y las perras sa quedao el Francisco una parte pael.
Así, amigos, ya tenemos el nombre del primer presidente de la historia de la Curva Rommel. Sigo leyendo y pasadas dos semanas me encuentro que:
A benío la guardia y dicen que lo an bisto porque llo no estaba questaba en la taberna la Mari y si no que pregunten can bisto al Francisco repartiendo los materiales a Jesusamigo y Jesusamigo a bisto benir a los guardias alo lejos y a echo como que no quería los materiales y el Franciso san fadao porque no los queria después daberselos pedío y Jesusamigo no losa querío cojer y al final an llegao los guardias y an bisto al Francisco con las manos llenas material y Jesusamigo lesa dicho que lestaba ofreciendo y el con munchisma pesambre diciendo que no quería que los materiales son malos y no los quiere.
Foto de la Guardia Civil en Albacete en 1895, que no viene al
caso pero la he visto en el Archivo Histórico de Castilla-La Mancha
y me ha parecido conveniente e ilustrativo incluirla.

¡Rayos! ¡Han arrestado también al Francisco! ¡El primer presidente de la Curva Rommel! Para no levantar sospechas, todos los sinvergüenzas miembros de la primigenia Curva Rommel dedicen hacerse los suecos y fingir que no sabían nada, así que nombran a Jesús Amigo como honorable presidente. Pero el caso es que ahora tenemos a una peña futbolera cuya función es la venta de drogas con los dos mayoristas pudriéndose en el penal de Chinchilla y el minorista en los calabozos de Albacete.

Antiguo penal de Chinchilla, sin datar; archivo de Rafael
Samalea García.

Era hora de retomar las actividades, pero el sentido común dictaba una moratoria y abstenerse unas cuantas semanas para no levantar sospechas. ¡Ay, Jesús Amigo! Él sabía, todos sabían, que el destino acechaba sobre su coronilla cual buitre que sobrevuela la esquelética res.
Emos hablao y hemos decidío en la curba no chistar asta la feria porque sabe tol pueblo que tenemos los materiales pero el Jesusamigo tiene muncha pesambre porque siente quel Francisco les bacas car to y se lo lleban preso al calabozo y ma dicho que no sabe sirse a Baldeganga pero si se pal pueblo es cantosismo.
Viendo venir el "efecto marimierda" que estaba a punto de desatarse sobre el sur de Albacete, Otto prometió a Jesús Amigo que, en caso de calamidad, iría a ver a su mujer y las chiquillas de vez en cuando si se lo llevaban preso al final, y a darles una peseta o dos al mes siempre que las circunstancias se lo permitieran. Vamos, que no le prometió nada pero se quitó de la línea de fuego. Y, aunque Jesús Amigo se abstuvo y no se habló de materiales en días, Francisco habló, y la benemérita acudió a casa del primero a explicar las anécdotas que el primer presidente de la Curva Rommel relató a los tricornados hombres. Llei Ei fue apresado y reunido en el calabozo con su viejo camarada Francisco, y la Curva Rommel de nuevo descabezada y sin drogas.

En abril de 1894 don Otto Galdón Hoffenheimmer fue elegido, por la seguridad de no estar metido en la cadena de opiáceos chivatazos, tercer presidente de la Curva Rommel, sin Rom, ni Mel, ni Francisco, ni Jesús Amigo. Todos decidieron dejar un año el opio y centrarse en animar al Locomotoras Albacete Balompié para enterrar del todo las sospechas. Éste, y no otro, fue el Otto con el que John Hulse compartió pieza en la Pensión Alvarado durante todo el invierno de 1894.

¹No nos constan apellidos.

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